domingo, 12 de julio de 2009

Crecer como nací

Siempre he tenido una gran indeferencia bastante agudizada respecto al tiempo. Ahora que tengo un segundo para ponerme a no pensar en mi, jaja, me empieza a acojonar como no paran de moverse las agujas del reloj que está encima de mi mesilla de noche, en donde guardo, la pastilla de la felicidad; porque nací con la cabeza perdida en un baúl sin llave. Creo que soy muy fuerte, o a lo mejor he sabido jugar muy bien mis naipes, y digo esto porque me cuesta aceptar que soy una inválida psicólogicamente hablando, y que esto me incapacita para montarme a la rueda de la vida, y estar condenada a vivirla siempre desde fuera. Y no pretendo tener la razón al hablar así de mi, por muy legal que sea hacerlo, pero quiero ser valiente y reirme de ese personaje fantasmagórico que no deja que mi verdad se camufle. Esto no es necesario, por eso tiene que tener otra función.
Orgullosa de ser una estupenda falsificación de lo extraordinario. Necesito ver a mi doctor.

8 comentarios:

Ripley dijo...

Ufff, la verdad es que no sé qué decirte guapa, excepto que, sí, eres fuerte y valiente al contar lo que cuentas.

Nel dijo...

Ser catalogada de inválida psicológicamente hablando, no quiere decir que esa sea tu única realidad. La gente cambia, evoluciona, aprende... y, como has dicho eres una persona fuerte.
Podrías pensar que no soy quién para opinar, pero llevo algún tiempo leyéndote (aunque pocas veces he comentado), y yo también soy o fui una incapacitada con el mismo diagnóstico... pero se puede aprender a llevarlo cada día mejor y que cada vez nos afecte menos, al menos yo lo voy consiguiendo...
Un abrazo y muchos ánimos.

amparo jimenez dijo...

Me impresionas muy a menudo. Creo que a pesar de los diagnósticos y los médicos eres una gran mujer. Otros que no sabemos lo que tenemos, porque nadie nos lo ha dicho, somos mucho más cobardes que tú. Te admiro mucho. Un abrazo

^lunatika que entiende^ dijo...

Hay mucha gente inválida psicológicamente hablando con la que se pueden tener conversaciones mucho más interesantes que con gente totalmente "válida"...
En fin...

Un beso.

guada dijo...

después de todos estos comentarios creo que el mio sobra, si la valentía tuviera un nombre estaría el tuyo, la verdad todos tenemos algún tipo de incapacidad y para mí las invisibles son las más jodidas
besos

Eva dijo...

Difícil situación que vives con muchas agallas.
Afortunada tú de tener a alguien que te acompaña en tan duro camino que vas recorriendo con paso firme.
Un besote.

P.D: El maldito blogger sigue sin actualizarme tu blog ¬¬

Anonimo cuatrocientos millones dijo...

Yo soy de los que piensan que pocas cosas cambian en la gente, lo único que se puede hacer es aprender a controlar lo que sabemos que es perjudicial en nosotros mismos, creo.
Lo peor que las personas con problemas psicológicos como nosotros podemos hacer (también creo), es creernos e identificarnos completamente con una etiqueta, por muy científica que sea. Un leproso no es sólo un leproso, por ejemplo. También nosotros tenemos cosas válidas a pesar de nuestros pesares.

Knut dijo...

A ti, la dama, la audaz melancolía
que con grito solitario hiendes mis carnes
ofreciéndolas al tedio.
Tú, que atormentas mis noches
cuando no sé qué camino de mi vida tomar.
Te he pagado cien veces mi deuda.
De las brasas del ensueño
solo me quedan las cenizas de la mentira
que tú misma me habías obligado a oír.
Y la blanca plenitud no era
como el viejo interludio.
Y sí una morena de finos tobillos
que me clavó la pena
de un pecho punzante en el que creí.
Y que no me dejó más que el remordimiento
de haber visto nacer la luz sobre mi soledad…
E iré a descansar, con la cabeza entre dos palabras
en el valle de los avasallados.

De Rejean Ducharme, en el libro El valle de los avasallados. Incluida en Léolo.

Gracias por este blog.