viernes, 16 de enero de 2009

Historia de Dos

Hoy publican en el País un reportaje sobre la poetisa estadounidense Sylvia Plath, aquejada de trastorno bipolar, que descubrió la poesía como vávula de escape. Ella misma decía: "Mis admiradores creen que me he curado; pero no, sólo me he hecho poeta".

Después de una vida de maltrato por parte de su padre, y más tarde por su marido, encontró refugio en un taller de escritura donde afianzó relación con quién sería su maestra, Anne Sexton. Más tarde se conevrtiría en su confesora, amiga y cómplice de la infravaloración que las dos sentían por la vida.

Compartieron taller literario y se suicidaron con once años de diferencia. Ambas revolucionaron la poesía estadounidense con su tratamiento descarnado de cosas tan aparentemente poco líricas como la menstruación, el adulterio, el incesto o la masturbación.

A parte, de la valoración literaria, que es lo que destaco de todo esto, y a pesar de la enfermedad que sufría una de ellas, quiero comentar el espíruto humano que se desprendió de un aversión por lo vital, de la construcción de una forma de amor forjada desde la desesperación, la negación, la trivialidad que sentían por todo lo que les rodeaba, y aún así, hablaron de lo más puramente femenino desde el aspecto más cotidiano, convirtiéndolo en arte.

A Sylvia Plath "Oh Sylvia, Sylvia, / con una caja muerta de cucharas y piedras, / con dos hijos, dos estrellas fugaces / errantes en el pequeño cuarto de juegos / con tu boca en la sábana, / en la viga del techo, en la necia oración, / ... / ¡Ladrona! / ¿Cómo te arrastraste dentro, / bajaste arrastrándote sola / al interior de la muerte que yo deseé tanto y durante tanto tiempo, / la muerte que las dos dijimos que estaba superada / la que llevábamos en nuestros pechos flacos, / de la que hablábamos tanto cada vez / que nos metíamos tres martinis de más en Boston, / la muerte que hablaba de psicoanálisis y remedios, / la muerte que hablaba como novias conspiradoras, / la muerte por la que bebíamos, / ¿las razones y luego el acto tranquilo? (...)"

Fragmento inicial de La muerte de Sylvia, de Anne Sexton

martes, 13 de enero de 2009

Papá

Hoy te he visto llorar y, no es por mí. Estabas sentado, mirándome, cansado. Yo te miraba, y quizá los dos veíamos lo mismo. Hace tiempo que ya no eres el mismo, yo me cabreo porque necesito que lo sigas siendo, el mismo que me protegía, el que me aconseja, el que me enseña. Y hace tiempo que te estás yendo, poquito a poco te vas distanciando. Sé que no quieres, que quieres estar conmigo, que no deseas dejarme sola en esta nueva aventura que investaste para los dos, y que ahora dejas en ms manos. Me dejas tu apellido, lleno de historia, tu labrado pasado para mi benestar futuro. Sé lo que piensas, lo sé papá, estás cansado, estás mayor. Se te olvidan las cosas, luchas contra ello, y joder, me enfado, porque no quiero que te vayas y se quede ese niño abuelo. No recuerdas las palabras, los lugares, los nombres, las fechas, sólo miras atrás y sonríes, y yo, egoísta te exijo que sólo te seduzca el presente, el futuro. Te necesito, y quizá sea este el momento en el que sea yo la tengo que cogerte, esas grandes manos debilitadas, y llevarte al lugar donde puedas verme, tal y como siempre has querido verme, luciendo una sonrisa que hable que estoy satisfecha con la vida. Eso es lo que he aprendido contigo. Hoy, mientras estabas ausente a mi lado, sentado , recordando tal vez, cada paso que diste para llegar hasta aquí. Yo recuento tus arrugas, los surcos por los que tuviste que sortear los embates de la vida, y esa mujer, mi madre, la única mujer que te hizo reir, también llorar, y a la que sigarás amando aunque ya no esté en tu vida. Cuando te dejó, se llevó una parte de tí para siempre. Te he visto crecer, siendo una niña, esa figura que me imponía, tan fuerte...tan seguro, ahora tu musculatura va perdiendo su forma, y observo esos ojos caídos y serenos...¡Has superado tantas cosas! ¡Papá eres un roble! Eres mi raíces. Estás cansado, lo sé, pero no te vayas, quédate un ratito más conmigo.

domingo, 11 de enero de 2009

La franja de Gaza

Después del genocidio que resultó de la política legal del tercer Reich y que, más tarde, desembocó en la segunda guerra mundial todos nos preguntamos cómo ocurrió lo que ocurrió. Seis millones de judíos fueron asesinados, después de toda clase de torturas, otros miles sobrevivieron y pudieron contar lo que pasaba en los campos de concentración, y remontándose a tiempos anteriores, la violación sistemática de los derechos humanos que imponía la población, no sólo alemana, si noo sumándosele también los paises aliados, sobre judíos, homosexaules, presos políticos etc.

Durante años se cuestionó si fue de tan grandes dimensiones lo que ocurrió tras el periodo nazi, y cuanto más se investigó más injusto y escaso se quedaba el juicio de Nuremberg (donde sólo se juzgo a los mandamases nazis) ya que no se puede calcular el daño irreparable de lo "que el hombre le hizo al hombre".
Viendo películas como la "Lista de Shindler" de Steven Spielberg, o el "Diario de Ana frank", he visto a la gente sollozar, llorar y sentir esa empatía por el pueblo judío que le hace sentir rabia e impotenca por los aconteciemientos que se desarrollaron, y preguntarse cómo durante 6 años ningún gobierno intervino, a sabiendas de que se sabía lo que estaba pasando, "el Gran Dictador" de Chaplin film del 194ytantos, ya habla del razismo, el rechazo, el sometimiento a cualquier raza no aria, a cualquier individuo que no formara parte de las filas o el partido del Fürer.
Quizá dentro de unos años nos preguntaremos para qué coño existe la ONU y hablaremos de los muertos del pueblo palestino.