sábado, 20 de diciembre de 2008

Hormonas

Cuando quiero morir, y es algo que me ocurre a menudo, sin llegar a consumarse, he aquí la prueba; no siento miedo. No siento miedo a lo desconocido y esa serie de preguntas que te asaltan cuando se trata de partir y para siempre. Puede ser como resultado de haberlo estado pensando desde que tenía uso de razón, ya cansa, demasiado trillado. Quizá porque considere que no tengo ningún abogado para ese juicio final que cuentan y no quiero agobios en los último dulces momentos, o simplemente no le tengo miedo a la muerte, y sí a la vida. Lo que quiere decir que soy una cobarde, pero no hay cobarde si no hay una lucha de por medio, por lo que viene a decir que no hay cobardes en primera línea de batalla. Tampoco siento pena por lo que me pierdo (futuro) y por lo dejo. Sé que es un insulto a la vida, pues el valor de ésta comienza intentando vivirla al máximo. Pero, como digo, en el encabezado, sólo cuando quiero morir y es, en momento de crisis. Y quién conoce, esta enfermedad, después de una crisis, todo es maravilloso. La vida de color de rosa.

Igual carezco de las herramientas necesarias para poder sacerle o exprimirle su jugo. Y en esa pequeña esencia esté el sentido de ésta. Cuando a lo mejor, no hay sentido, y no hay más finalidad, y mérito, en ser feliz o triste, sin dar mucho por culo, aún sabiendo que no tiene sentido. Vamos, convivir con la patraña., hacerse un hueco dentro del rebaño.

¿Y quién no ha vivido esta vida soñando con otra, una totalmente diferente? ¿ Quién no ha vivido con la cantinela :Necesito lo que no tengo, y tengo lo que no necesito. Quiero lo que no puedo y cuando lo pierdo, lo quiero, cuando ya no puede ser?. A lo mejor, el secreto es tener la capacidad de coger los momentos y tornarlos al favor de una aún cuando no sean beneficios para si. Tomar la vida. Pero, ¿por qué querría la peña aceptar la vida?

A lo mejor somos infelices porque nos venden que tenemos que ser felices, y cuando no lo somos: Frustración. Pero fíjate, contamos la vida que hemos vivido siempre destacando esos momentos llenos de anécdotas humorísticas, es decir, el programa que nos imponen: Sé feliz, lo tenemos grabado a fuego ¿Y con qué intencionalidad? ¿Qué planes se esconden detrás de todo esto? Y si tuviésemos que escoger, ¿cuál de esos dos paquetes: "ser muy feliz siempre" ó "momentos de felicidad rozando el éxtasis" si al final de nuestros días sumarán (si se pudiera cuantificar) la misma cantidad?

Puede que en el centro del mensaje sobre el cuento que nos muestra la Biblia, el antiguo testamento, sobre la Creación, exista algo de cierto, cuando habla de que el hombre (ser) no quería el Paraíso para sólo satisfacción propia y "el creador" le regaló una compañera (otro ser) para darle la plena felicidad considerando que con ello encontraría la plena paz y sentido al escenario donde se hallaba y así poder dialogar hasta la eternidad sobre qué finalidad tenía todo aquello. De esta manera, vengo a decir, que quizá estemos "entretenidos" desmontando el montaje.

Crecí demasiado rápido, y ahora que tengo 28 soy una niña.

Esta noche estoy muy rayada y tengo revolución hormonalllll!

Nunca más las volví a ver

Estábamos las tres alrededor de la mesa repartiendo el vino que nos había servido el dueño del local donde esa noche fuimos a cenar y despedirnos. Todo había llegado demasiado lejos y nos habíamos perdido en una espiral dañina que iba consumiendo cada vez más los ánimos.
Era una de esas tascas que sirven comida rápida, cerveza de importanción y buena música. Un lugar pequeño, guarida de estudiantes universatarios, bohemios y meláncolicos. Y eso nos ayudó. Nada más entrar, también en el principio del final, que era el tema que nos ocupaba, el ruido, olor y demás detalles típicos del típico viernes de novillos hizo que nos sintiéramos más cómodas, como si de alguna forma, se pudiera contrarestar la tensión entre nosotras, y confraternizar con el resto de los clientes nos contagira el ambiente distentido.
Rompimos el hielo y descorchamos la botella, nos cruzamos las miradas en modo de brindis, y sin ningún tipo de pacto previo, las tres miramos hacia la ventana, al mundo exterior, que nos esperaba por separado, era la nueva etapa que deseábamos empezar pero que, temíamos al mismo tiempo. Había que empezar a ser una y decir adiós a todos los tratados que antes habíamos firmado, estar juntas para ser fuertes; ese mismo enunciado que nos había convertido en pequeñas señoritas dependientes unas de otras, y ya sólo sabíamos empuñar el arma al unísono.
De fondo sonoba Bod Dylan con su famoso tema Knockin' On Heaven's Door, y las tres empazamos a traducir la canción y así, de vez en cuando llenábamos la conversación soltando frases incompletas convertidas al español, que luego corregíamos entre las tres para darle algún sentido. Tantos discursos, cosas a destacar, temas a resolver que se reservan para una despedida, y sin embargo, ninguna de nosotras quisimos adentrarnos en ellas.
No recuerdo cuáles fueron las últimas cosas que nos dijimos, ni tampoco lo que no me atreví a decir, sólo recuerdo el último abrazo frío que nos dimos a las puertas del bar, un te vaya bien, el sabor que dejó el vino en mi paladar, y lo que decía aquella canción. Nunca más las volví a ver:
"Más vale que empieces a despreciar tu propia sumisión enfermiza, porque estás solo. Solo contra tu líbido herida, el banco y el enterrador, para siempre, y no sería una suerte si pudieras escapar vivo de tu propia vida"llamando a las puertas del cielo.

Una mente maravillosa. Para ti, gracias.

"...Siempre he creido en los números, en las ecuaciones y la lógica que llevan a la razón, pero después de una vida de búsqueda me digo, ¿qués la lógica quién decide la razón? He buscado a través de lo físico, lo metafísico, lo delirante y vuelta a empezar...Y he hecho el descubrimiento más imporatante de mi carrera, el más importante de mi vida, sólo en las misteriosas ecuaciones del amor se puede encontrar alguna lógica, estoy aqui esta noche gracias a ti, tú eres mi única razón de ser, eres todas mis razones, gracias..."

viernes, 19 de diciembre de 2008

Yo

Tener la sensación escasa de certeza, de que estás en mi sangre, de que no puedo ejercer ninguna fuerza contra tí, porque eres yo; y yo soy débil, también cobarde para luchar en una batalla con un desenlace ya sabido, ya vivido, repetido.

Me gustaría poder hablar con ella, no la conozco; sólo quién en ese momento está conmigo sabe de su osadía, su soberbia. Entonces yo soy su lado inverso, el revés de la historia, la que está al otro lado del conflicto, del que ella, la otra, yo, se alimenta y vierte lo nutrido sin imporvisaciones.

Estoy tan dentro de tí que existo. Me hago completa. Y por ti, soy juzgada sin piedad.

Recuerdo tu despertar, mi asombro, tu aplomo censurándome y saliendo a la luz, mostrando tu tinte colorido de pena. Aún guardo la primera cicatriz de aquella noche.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

El castigo

Ya no recordaba lo que era ser víctima de las emisiones de las cadenas privadas, tipo la 3, la 4 o la 5, que a su antojo te van mutilando poco a poco el programa que estás viendo a base de un bombardeo continúo de publicidad. Me siento violada como una espectadora más del montón.

Espero recordar esto, para no caer en la tentación de verme seducida por la primicia de una serie, telefilm, etc y quedar expuesta al maltrato de la teletienda sin más recurso que optar por el zapping o, aguantar la agonía coleccionando rabia mirando al techo.

Creo que de alguna manera controlan la audiencia en tiempo real y te castigan por ello poniendo sin parar al cigala, una corriente de perfumes (campaña navideña), a las chicas burbuja que son verdugas si te incitan a beber y acto seguido no salen de la piscina y te birlan las llaves del carro (como si una ya no fuera mayorcita para no tener que eludir responsabilidades...) y como colofón, la pelmaza de la presentadora de cartelera que insiste en que vayas al cine a ver la superproducción americana que ya es número 1 en usa y quiere seguir embolsándose pasta.