domingo, 12 de julio de 2009

Crecer como nací

Siempre he tenido una gran indeferencia bastante agudizada respecto al tiempo. Ahora que tengo un segundo para ponerme a no pensar en mi, jaja, me empieza a acojonar como no paran de moverse las agujas del reloj que está encima de mi mesilla de noche, en donde guardo, la pastilla de la felicidad; porque nací con la cabeza perdida en un baúl sin llave. Creo que soy muy fuerte, o a lo mejor he sabido jugar muy bien mis naipes, y digo esto porque me cuesta aceptar que soy una inválida psicólogicamente hablando, y que esto me incapacita para montarme a la rueda de la vida, y estar condenada a vivirla siempre desde fuera. Y no pretendo tener la razón al hablar así de mi, por muy legal que sea hacerlo, pero quiero ser valiente y reirme de ese personaje fantasmagórico que no deja que mi verdad se camufle. Esto no es necesario, por eso tiene que tener otra función.
Orgullosa de ser una estupenda falsificación de lo extraordinario. Necesito ver a mi doctor.