viernes, 28 de noviembre de 2008

Una mañana

Ring a las 7,30 h. (6,30 h en Canarias), primera imagen del día: mi novia con un vaso de café dirigiéndose a la cama mientras me habla del tiempo: el frío precoz e inusual de estos lares, el día que no ha amanecido y, también, del atuendo que se ha puesto, la elección acertada, la falda nunca demasiado corta, los pendientes a juego (fruto de una deliberación minuciosa).

Gira sobre sí misma y me pide que le diga lo guapa que está (aunque ya lo haga sin palabras), yo intento tragar el café rápidamente, para poder contestar que lo está incluso con la legaña que forma parte del encuadre donde queda contextuada la imagen que enmarco.

En un acto de valentía (la voluntad es superior a la materia) voy al baño. Empiezo a desnudarme sintiendo el frío temprano, aún virgen del alba. El último paso que dí hacia la ducha dejó atrás las huellas de la madrugada y el olor de su piel. Todavía estoy a tiempo de hacerle un corte de mangas a la pureza, no la quiero. Ya desnuda acciono la llave y miles de gotas caen sobre mi cuerpo despertando lo que anoche no me dejó dormir.

3 comentarios:

Beatrice dijo...

sé que te molesta que te despierte así por las mañans pero... me encanta sacarte de quicio!

Anónimo dijo...

¿Problemas para despertar y levantarse?
pues no lo hagas, para que buscarse problemas...jajjaaj

dintel dijo...

Buenooooo, suerte que no despierto a nadie.